Querida mujer chingona:

Hola, la verdad es que no tengo la más mínima idea de qué hacer cuando nos rompen/nos rompemos el corazón. No la tuve hace algunos meses y definitivamente no la tengo ahorita. Así que lo que quiero contarte aquí es un poco una mezcla de lo que he leído, escuchado, platicado buscando consejos de supervivencia en lo que hasta el momento ha sido una de las cosas más difíciles que he tenido que vivir, y, un poco de mi propia experiencia. Así que, más que una serie de pasos a seguir, creo que lo que puedo compartir contigo es la certeza de que “esto también va a pasar”, porque sí pasa, el dolor también se termina, también disminuye y un día vuelves a querer levantarte de esa cama.  Y puedo compartir también, la compañía, aunque sea a distancia, de alguien que ha pasado o está pasando lo mismo que tú, porque finalmente creo que hacernos saber las unas a las otras que no estamos solas, si no ayuda, por lo menos consuela.

Bueno, asumiendo que estás en alguna parte de un proceso de duelo porque una relación sentimental terminó, quiero empezar diciéndote que este proceso de duelo no es lineal, o al menos para mí no lo ha sido, y que acaba, en algún momento. Habrá días en que quieras llorar todo el día, estés enojada, frustrada, no quieras hacer nada, ni quieras pensar en nada más que tu dolor. Otros días en que te preguntes ¿qué hiciste mal? ¿por qué a ti? ¿cuándo, cómo, qué y por qué pasó? ¿por qué se terminó? O tal vez imagines a tu ex pareja buscándote y pidiéndote volver. Tal vez quieras llamarle, escribirle, y la ansiedad parezca consumir cada parte de tu ser, en esos momentos no eres capaz de pensar en otra cosa. Habrá días en que el dolor parece insoportable y sientes un hueco permanente en el estómago, en los que pasar por “sus lugares” te hará llorar. Y está bien sentir todas esas cosas, no las evadas, aunque parezcan insoportables y desoladoras un día terminan, créeme.

Pero también habrá otros días, en los que el enojo, el orgullo y la dignidad te sacan a flote, te sientes empoderada y te dices a ti misma: ¡Basta de llorar! Te convences de no te importa más, de que se terminó y de que no vas a malgastar tu tiempo y tu energía pensando en alguien que probablemente no esté pensando en ti. También habrá otros días en que no sea el enojo, sino la aceptación de la ruptura, lo que te mueva, lo que te de impulso. Habrá otros más en los que simplemente te sientas feliz, ya sea porque viste a tus amigxs, porque tuviste un buen día en el trabajo o en la escuela o porque empiezas a pensar en todas las oportunidades que se abren ante ti (me refiero a todo ese tiempo y energía que ahora puedes dirigir hacia muchas otras cosas que no hacías por haber estado en una relación que probablemente ya no era del todo benéfica para ti). Aprovecha estos días buenos que tengas, gózalos, disfrútalos, empodérate, cree que puedes con todo, siéntete feliz.

Lo que quiero decirte entonces, son dos cosas: la primera es que este proceso no es linear, un día puedes sentir que vas de salida, que todo va muy bien contigo y al día siguiente algún recuerdo te vuelve a tumbar. Y así pasa una y otra vez. Pero, aun así, verás que con el tiempo la estabilidad irá regresando a tu vida, cada vez serán más los días buenos que los malos, y cada vez los momentos estables durarán más que las crisis. Te lo repito, confía en mí.

Lo segundo que te quería mencionar es: Confía en el tiempo. No sé tú, pero cuando yo estuve en los momentos más difíciles después (e incluso antes) de terminar, sinceramente creía que esa tristeza, el vacío, la ansiedad y la angustia nunca se irían. Leí un montón de cosas en internet donde hablaban de que “con el tiempo…” y yo no lo creía. Y es que, en esos momentos ¿cómo puedes confiar en el tiempo? Lo que más quieres es dejar de sentirte así ahora, no mañana, no en un mes, sino ahorita. Así que, si estás leyendo esto, probablemente mi discurso del tiempo parecerá un tanto inútil, y lo entiendo completamente, pero como alguien que va a medio camino hacia la luz, te sugiero que me creas, no sé si el tiempo lo cura todo, pero sí te aseguro que al menos irá atenuando el dolor cada vez más.

Tu familia y tus amigxs son la cosa más bonita que te puede pasar en la vida en estos momentos (y en muchos otros, siempre, de hecho). Son tu soporte, literalmente, así que apóyate en ellos. Saca lo que tengas que sacar: el enojo, las lágrimas, las preguntas, con ellos. Rodéate de gente que te quiera y que quiera verte bien. Rodéate de gente que sepa cuando regañarte porque estás cayendo en conductas autodestructivas (como pensar en contactarlx cuando claramente te dijo que no te quiere); pero también rodéate de gente que sepa cuando apapacharte, que pueda consolarte y decirte que todo va a estar bien. Rodéate de gente que te preste su hombro para llorar sin que tengas que explicar nada más. Sal con tus amigas y amigos, distráete con ellos, diviértanse y deja que te acompañen en estos momentos, lo necesitas. Rodéate de gente que entienda tus momentos repentinos de lágrimas y que esté ahí para escucharte y para aconsejarte. No necesariamente tienen que ser las mismas personas, pero yo creo que cada miembro de tu núcleo más cercano puede aportar algo que te ayude en estos tragos amargos. Y, cuando lo más difícil haya pasado, se agradecida con ellos, demuéstrales tu cariño y cuanto valoras su compañía (bueno, aunque esto deberíamos hacerlo todxs siempre), porque finalmente estuvieron ahí cuando más lo necesitaste.

Retoma un hobbie que te gusta, que te encante, mejor o descubre uno nuevo. Sé que durante los primeros días, tal vez las primeras semanas no querrás ni salir de la cama. También me pasó. Pero cuando llegue el momento haz algo que te haga feliz, algo que hagas únicamente porque te produce placer, porque lo disfrutas, sea lo que sea enfócate en ello, concéntrate, aprende, mejora tus habilidades, es el mejor momento para hacerlo. Para mí ha sido el baile y el ejercicio. Pero quiero hablarte del baile, no sé desde cuándo, pero básicamente desde muy niña me ha encantado bailar. Por un tiempo lo dejé y unos dos meses y medio después de la ruptura decidí volver. La verdad, desde que regresé a bailar no siempre tenía ganas de ir, a veces llegaban esos momentos de crisis o de tristeza y simplemente no iba a mis clases, pero a veces iba con muchas ganas y entusiasmo; aún así, tuviera el ánimo que tuviera al salir de una clase de baile siempre (en serio, siempre) terminaba contenta. ¿Y por qué no habría de estarlo? Estaba haciendo algo que me encanta y hasta la fecha sigue causando en mí el mismo efecto. Para mí el baile significa un momento del día en que no importa otra cosa, sólo me importa la música, los pasos, volverme cada día mejor, girar más rápido, mantener el equilibro, sentir el ritmo y notar como me obliga a moverme de aquí para allá. No importa nada más, todos los problemas se quedan afuera de ese salón, todas las dudas, los remordimientos, todo lo que no me hace feliz poco a poco se ha ido quedando fuera y esta actividad se ha vuelvo mía cada vez más. Puedes intentar bailar, el ritmo que elijas, si nunca lo has hecho antes; o puedes retomar tu pasatiempo favorito o descubrir uno nuevo. Te sorprenderá saber lo bien que te sientes después de hacer aquello que amas, lo empoderada que te sientes. Terminar tu actividad y salir con la actitud de que nada puede contra ti es una forma de cuidar de ti misma, de recuperarte.

Piensa en tus nuevos proyectos, haz que sucedan. Sí, una puerta se cerró y se te cerró en la cara, de golpe. Pero hay mil posibilidades más. Haz eso que nunca hiciste porque estabas con otra persona. Al menos a mi me pasó que mientras estaba en pareja empecé a planear mi vida así, en pareja, y había cosas que simplemente no encajaban en esta vida en común. Este es el momento de hacer todas esas cosas. Piensa en ti, haz planes para ti, construye tu proyecto de vida, sueña y vívelo. No te voy a decir que sea fácil o que yo sepa como hacerlo. La verdad no lo sé muy bien, también tengo que descubrirlo, también tengo que volver a trazarme metas propias y perseguir mis propios sueños, también es mi trabajo de día a día. Aún así, prefiero creer que hay mujeres fuertes que siguieron sus sueños y alcanzaron sus metas después de haberse sentido devastadas, que se levantaron y se fueron a construir sus vidas. Y si ellas pueden, nosotras también.

Cuando pase el tiempo, tal vez llegues a encontrarte con la noticia de que tu ex pareja tiene una nueva pareja. Tal vez para ese entonces seas lo suficientemente fuerte y no te afecte en lo absoluto. O quizás te pase como a mí, y sientas que el mundo se te viene encima, otra vez. Sea como sea que te sientas, no hables mal de ella y sobre todo no pienses mal de ella. Me parece que las mujeres tenemos que dejar de echarnos la culpa las unas a las otras, a veces por dolor o por enojo nos desquitamos con nosotras mismas, pero finalmente él fue quien tomó la decisión de querer conocer a más personas.

Por último, aprende de tu relación, de lo que debiste haber hecho, de lo que no, de tus miedos, de tus fortalezas, de todo. No caigas en conductas autodestructivas, no busques a alguien que no quiere estar contigo, no te preguntes que estará haciendo ni trates de averiguarlo. Es mucho más fácil decirlo que de hacerlo, lo sé, pero hazlo, por ti. Pregúntate si lo que estás a punto de hacer te hará sentir mejor, y si no, evítalo, distráete, sal, habla con tus amigxs, haz lo que sea necesario.

Y acepta que fluyes a tu propio ritmo, cree en que volverás a estar bien. Disfruta tus buenos días y acepta los malos con la firme convicción de que también acabarán. Todo esto te lo digo no porque yo lo haya seguido al pie de la letra, ni porque tenga todas las respuestas. Evidentemente no es así. Te lo digo porque quiero que estés bien. Yo también me he rendido ante conductas autodestructivas algunas veces y otras las he logrado evitar. Yo también he tenido días tan buenos que pienso que estoy del otro lado y a veces al día siguiente o a la semana me he dejado abatir. Pero no importa cuantas veces caigamos, mientras nos levantemos. Justo leí que este tipo de batallas no son de velocidad, sino de resistencia, hay que aguantar, por nosotras. Yo, ahí la llevo, me siento más o menos a medio camino, aún me falta un buen tramo por recorrer, pero estoy en el punto en que puedo decirte que los días más oscuros sí se acaban, créeme, se acaban. Así que tente paciencia y date tiempo, aunque pienses que el tiempo no te quitará lo que estás sintiendo, sí te lo quita, aguanta. Espero que estas palabras de hagan sentir que no estás sola, porque no lo estás, estamos contigo, y si lo bueno se termina, lo malo también.

Te mando un abrazo muy fuerte donde quiera que estés.

Deja una respuesta