Por Stef Zepeda
Desde que tenía 18 años, el hecho de estudiar el idioma francés y conocer su cultura, disfrutar sus películas, su música y el típico acordeón en cada canción, me hacía soñar cada día en la Ciudad de la luz: soñaba con recorrer sus calles, tomar un café en París y un vino en Bordeaux para poner en práctica el idioma que tanto me gustaba. Desde niña tuve un espíritu bastante aventurero y libre, mi curiosidad por descubrir cosas e ir más allá de lo que veíamos y vivíamos día con día siempre estuvo presente. Sin embargo, mi mente siempre me ha jugado malas pasadas, el miedo y la ansiedad han estado presentes también a lo largo de mi vida, lo cual me ha paralizado y no me había permitido hacer todo aquello que soñaba y anhelaba.
Una de esas tantas cosas era viajar sola y conocer mi lugar favorito en el mundo que era ese hermoso país ubicado en otro continente y a bastantes horas de vuelo, provocándome una gran ansiedad y angustia ya que uno de mis más grandes miedos son las alturas, solo pensaba en el tiempo en el que iba a estar en el aire y era razón suficiente para que lo siguiera postergando. La ansiedad suele hacer que pienses que en cada viaje que hagas pasará algo catastrófico, debo admitir que llegué a pensar en que mi avión se estrellaría pero poco a poco trataba de controlar esa tormenta mental.
No fue hasta que la vida me dio una lección muy dura y bastante intensa, —la separación con mi esposo y posteriormente el divorcio— que cambié mi forma de pensar y de ver las cosas. Al ser un suceso traumático y difícil para mí, pude replantearme realmente quien era así como todo aquello que quería y soñaba, ya que me perdí tanto en el proceso que necesitaba reencontrarme conmigo misma para volverme a amar.
Y que mejor manera que ponerme como meta realizar mi sueño. Fue así que decidí comenzar a ahorrar todo un año desde aquella separación. Primero hablé con una vieja amiga francesa que conocí por medio de coachsurfing hace dos años atrás, la hospedé en mi casa con su novio durante cinco días, les enseñé lo mejor de mi estado y desde entonces nunca perdimos comunicación. Cuando le conté mi sueño de visitarla, ella me respondió que podría hospedarme y hacer juntas un tour para conocer varias ciudades de Francia, después comenzamos a calcular mi presupuesto con la finalidad de planear el itinerario. El viaje fue tomando forma, compré mis boletos en una aerolínea bastante buena y económica llamada Evelop, saliendo de Cancún hacia Madrid y regresando con la misma ruta.
Finalmente el 15 de septiembre del 2018 inicié este viaje con mucha emoción y también con mucho miedo por descubrir de lo que era capaz y reencontrarme. Llegué a Madrid el 16 de septiembre estando sola por primera vez en mi vida, en un lugar lejos de mi país y sin conocer a nadie pero con una tremenda felicidad por conocer Europa. Me hospedé en un Airbnb y salí a conocer las calles de Madrid, al principio sentí un poco de pena y miedo de estar sola, pero poco a poco tomé confianza en mi misma y disfruté de caminar en soledad; me senté a tomar una cerveza deliciosa, fui a museos, a parques y muchos otros lugares.
Durante mi estancia en Madrid conocí a personas de otros países, salimos juntos a conocer la ciudad y ese intercambio cultural fue una experiencia muy gratificante y única. Madrid es una ciudad segura y sus habitantes muy amigables, el metro es super fácil de usar y conocí sus lugares más emblemáticos simplemente buscándolos en internet.
El 18 de septiembre llegué a Toulouse y conocí seis ciudades de Francia: Montpellier, Tours, París, Gardone y Bordeaux en 10 días, fue un viaje maravilloso porque conocí desde los más hermosos monumentos y museos en París, hasta los viñedos y la vida en el campo, todo era tal y como lo soñé. Fueron los días más felices de mi vida después de un año de lidiar con la depresión y ansiedad, realmente me sentí viva de nuevo y con muchas ganas de seguir adelante, de dejar mis miedos atrás y de seguir luchando para siempre ser feliz y no depender de nadie más que solo de mí misma.
De este viaje puedo concluir que hubo un gran aprendizaje y parte de una realización personal. El 17 de septiembre estando ahí se cumplió un año de haberme salido de aquella casa donde vivía con mi esposo y de estar sin él, fue un año muy difícil de adaptación, sanar heridas, aceptar estar sin la persona con la que esperabas pasar el resto de tu vida y que se fue tan drásticamente, pero definitivamente si todo ese dolor tuve que vivir para que pudiera realizar este hermoso sueño y la hermosa sensación de haber vuelto a nacer, ahora acepto cada lágrima que derramé y cada momento de tristeza que pasé y doy gracias ya que tal vez si no hubiera pasado por todo eso no sería la persona que soy ahora que trata día con día de ser mejor y de amarse a sí misma.
A veces es necesario caer y tocar fondo para después poder renacer y vivir las mejores cosas en tu vida.
Solo les digo cuando crean que su vida no tiene sentido o estén pasando por un mal momento una de las mejores satisfacciones es viajar y vivir la experiencia; ámense mujeres, valemos mucho, sean felices, sueñen, sean libres, atrévanse porque todas somos capaces de realizar nuestros sueños.
Al final tuve mi final feliz y sin príncipe azul.

Feministas haciendo contenido. Escucha nuestro podcast: Lo que callamos las Violetas.