El día de ayer hicimos un resumen de cómo gracias a un reportaje de The New York Times (publicado el 5 de octubre) 30 años de abuso de poder y acoso sexual del productor Harvey Weinstein quedaron al descubierto. Hoy hacemos un seguimiento del caso.

 

Desde la publicación del artículo del New York Times los casos contra Harvey Weinstein comenzaron a destaparse, sin embargo, fueron pocas (y muy contadas) las celebs de altos perfiles (A-List) que hablaron al respecto. Las especulaciones de que había más en la historia y que Ronan Farrow había sido uno de los investigadores se cumplieron cuando cinco días después éste mediante The New Yorker, publicara un reportaje alegando que Weinstein no sólo era un acosador sino que también era un violador protegido por un sistema que actuaba como carnada para sus victimas.

La historia de Farrow dividida en 10 fragmentos fue en parte lo que hizo que Hollywood no pudiera callar más; eso y que Weinstein haya sido destituido de su propia empresa.

Las victimas de Weinstein

El resultado de la investigación de 10 meses describe con detalle los asaltos de Harvey hacia sus victimas revelando su modus operandi: las invita a un hotel con el pretexto de hablar sobre negocios, las hace sentir seguras sabiendo que habrán otras personas, en especial mujeres y luego estas se van con algún otro pretexto dejándolos solos. Algunas veces las víctimas eran guiadas a su cuarto y ahí Weistein intentaba abusar de ellas: Luci Evans, Asia Argento,  Ambra Battilana Gutierrez, Mira Sorvino, son algunas de las mujeres entrevistadas. Tanto Evans como Argento retratan como Weinstein las violó, a Sorvino la acosaba constantemente al grado de aparecerse en su casa y a Gutierrez logró atacarla. Cuando esta última fue a levantar una denuncia a la policía, le pidieron que usara un micrófono oculto para poder incriminarlo luego de presenciar los arranques de ira contra Ambra en el teléfono.

En el audio obtenido se podía escuchar claramente el miedo y las súplicas de Ambra para no ir con Weinstein a lo que él le decía que por sus hijos no la iba a tocar otra vez: «no me avergüences en el hotel» «sólo serán 5 minutos» «No arruines nuestra amistad por 5 minutos». Al final Ambra logró safarse pero a la ligera mención de la posible denuncia, los tabloides comenzaron a publicar historias dañando su reputación cosa que hizo que el caso sea abandonado ya que la oficina del Fiscal del Distrito de Manhattan, Cyrus Vance Jr. veía dichos escándalos como un impedimento. Es necesario mencionar que Vance Jr. está involucrado en los escándalos por corrupción relacionados con la familia Trump y que estas acusaciones sólo lo señalan como un escalón más en la corrupción de la industria.

De igual manera la actriz y directora griega Asia Argento que en ese entonces tenía 21 años cuenta como después de que Harvey le practicó sexo oral a la fuerza, el miedo y el poder que el productor tenía le hizo acceder de manera obligada a encuentros posteriores, desde cenas hasta mantener relaciones con él.  Son estos encuentros los que la llevaron a suponer que su caso nunca sería admitido. En el 2000 estrenó su película Scarlet Diva que había escrito y dirigido: «En la película que escribí, yo corrí» alegando a la escena que retrataba los hechos con Harvey. Asia menciona como todo el mundo le preguntó si era él, y también como este nada más se rió al reconocerse así mismo.

https://twitter.com/AsiaArgento/status/917770645966114816

 

Después del artículo de Farrow

El miedo y el poder que Weinstein emanaba lo había convertido en un depredador cuyo régimen era muy difícil desmantelar: sus conexiones con la prensa, con directores, actores, políticos, empresarios y con sus propios colegas en la empresa lo hacían indestructible. Nadie podía escapar de él, ni siquiera quienes tenían familias en la Industria.

Así como Ashley Judd y Rosanna Arquette, Gwyneth Paltrow y Angelina Jolie se unieron a la lista de actrices acosadas.  Ambas estrellas, denunciaron el comportamiento abusivo de Harvey y el miedo de que destruyera sus carreras a pesar de que ellas mismas provenían de la industria. Cuando Gwyneth fue acosada se lo contó a su entonces novio Brad Pitt, quien le reclamó a Weinstein. Esto sólo logró enfurecerlo más y amenazarla con destruir su carrera si volvía a decir algo. Por su parte Angelina decidió jamás volver a trabajar con él y aunque no lo denunció ni confrontó públicamente se dedicó a advertir a todas aquellas que fueran a trabajar con él.

Pero el problema de Hollywood (y del abuso en general) va más allá de mujeres indefensas y sexo. La situaciones de abuso están más relacionadas con el poder que se ejerce para invalidar el libre albedrío y su voluntad. Contrario a lo que muchos piensan no es necesario que ocurra una penetración para que se considere un asalto sexual. Así como tampoco es una situación que sólo mujeres pequeñas y guapas enfrentan.

Terry Crews, mejor conocido por su papel en white chicks, confesó cuando otro productor lo asaltó delante de su esposa en una fiesta. Mediante una serie de tweets, Crews dijo cómo es que a pesar de querer golpearlo (y obviamente ser físicamente capaz de hacerlo) sabía que tendría más repercusiones negativas para él que para su atacante. Crews expresó como se sintió sin poder alguno para defenderse, ya que sabía que no podría tener más trabajo. Los tweets de Terry no sólo inspiraron a otros hombres como Rob Schneider a contar cuando un director también lo acosó.

 

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El día de hoy Cara Delevingne publicó en su cuenta de instagram un encuentro con Harvey. Weinstein se dedicaba a acosarla mediante llamadas y le cuestionaba sobre su sexualidad. Cara evadía sus preguntas hasta que un día la invitó a una reunión de negocios con un director para una nueva película, Cara accedió. De nuevo, el director se fue y Cara se vio atrapada con Harvey quien la llevó a su cuarto en donde había otra mujer, demandando que se besara con ella; Cara siguiendo el juego como si fuera una audición comenzó a cantar hasta que en un descuido logró salir del cuarto. Cara cuenta que tras el incidente obtuvo el papel, accedió a hacer la película y que la culpa de haberlo hecho la sigue hasta el día de hoy cuando sabe que ella fue sólo una víctima más.

A su vez la actriz francesa Léa Seydoux publicó una carta abierta en donde denuncia un encuentro con Weinstein: «El cine es mi vida. Y sé todas las maneras en las que la industria trata a las mujeres con desprecio».

«I meet men like Harvey Weinstein all the time. I have starred in many films over the last 10 years and have been lucky enough to win awards at festivals like Cannes. Cinema is my life. And I know all of the ways in which the film industry treats women with contempt.»

Léa recuerda cuando a pesar de saber las intenciones de Harvey, tuvo que acceder a acompañarlo a su cuarto por miedo y compromisos profesionales. Menciona cuando intentó besarla y como a pesar de su fuerza física logró pelear contra él y salir del cuarto. De igual manera (y muy disimuladamente) denuncia a Abdellatif Kechiche, director de Blue Is The Warmest Color cuyas sesiones de filmación súper largas de sexo explícito las hacía sentir incómodas. Sin nombrar también menciona a un director que le dijo que quería tener sexo con ella y hablaba de cómo había dormido con todas las actrices de sus películas. Rumores indican que posiblemente sea Quentin Tarantino.

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¿Y dónde están los hombres? Parte Dos

Como mencionamos en nuestro resumen pasado, la ausencia de las celebridades masculinas y las declaraciones de algunas dejaban mucho que desear. Por una parte el llamado a que estas dieran su opinión poco tenía que ver con la falsa simpatía que (sabíamos) iban a mostrar. Si las acciones dicen más que mil palabras, la asociación de éstos con la figura de Weinstein o con Allen dejan en claro sus intereses.

Sería muy inocente creer que todo Hollywood está libre de pecado o de ser asociado con algún abusador; incluso en el mundo real me cuesta encontrar a una mujer que no haya sido acosada en una situación de desventaja, ya sea por un colega, maestro, jefe o pareja. El problema es que una gran mayoría de hombres aún no entiende el privilegio y el poder que radica en ellos. Si bien es cierto que no todos son violadores o acosadores o tengan ganas de volverse uno, sí todos están protegidos por el sistema (mientras más blanco mejor). Ante una situación como esta las preguntas de «¿y por qué no dijeron nada?» asaltan a las víctimas para echarles más la culpa y aunque esto pasa en todo el mundo en el caso de Hollywood, donde los intereses son más visibles, nos hacen darnos cuenta de que el dinero vale más que la integridad de las mujeres que lo rodean.

Brad Pitt por ejemplo, sabía quién era Weinstein. Lo había confrontado después que su novia Gwyneth le contara lo sucedido. Años después Brad se casó con Jolie, cuya misión era advertirle a todos sobre Harvey. Brad sabía y aún así siguió tratando con él. Pitt no ha hecho ninguna declaración.

George Clooney también afirmó no haber sabido, sin embargo, nos cuesta trabajo entender cómo al ser amiguísimo de Pitt no se haya enterado ya sea por él o por Jolie. Sabía.

Colin Firth dijo que se sentía nauseabundo al enterarse y que sabía que Weinstein era alguien aterrador y muy difícil de enfrentarse pero aparentemente no le da náuseas el saber que Woody Allen abusó de su hija cuando tenía 7 años.

Leonardo Dicaprio dijo que no hay excusa para el acoso sexual, pero de nuevo sus palabras se sienten vacías y una estrategia de relaciones públicas. No mencionó el nombre de Weinstein.

Matt Damon, siguiendo con las acusaciones sobre su participación al enterrar una historia sobre Weinstein hace años, hizo una entrevista negando estas intenciones y diciendo que a pesar de que no sabía ahora que tiene 4 hijas este tipo de cosas lo mantiene despierto. Ben Affleck dijo estar molesto y triste porque un hombre con el que trabajó haya abusado de su poder para lastimar a mujeres. Aunque sabemos que Damon fue cómplice de Affleck para cubrir a su hermano Casey, es a Ben a quien le salió el tiro por la culata.

Después de su declaración, Rose McGowen lo llamó mentiroso:

No sólo eso, las historias de acoso de Ben también resurgieron; una de la actriz Hilarie Burton cuando tenía 21 años:

Affleck se disculpó por su comportamiento.*side eye*. El segundo incidente:

 

¿Qué sigue después?

La Academia Británica de Cine y Televisión (BAFTA por sus siglas en inglés) ha suspendido la membresía de Harvey Weinstein. Su esposa, Georgina Chapman ha anunciado su separación. Tanto Hilary Clinton y Barack Obama han repudiado sus acciones; a estas alturas la posibilidad de que Harvey Weinstein regrese al ojo público son nulas.

Su exilio de Hollywood es lo que quizás otorgue seguridad a sus victimas y que con el paso de los días nuevas historias de abuso surjan. En cuanto al eterno debate de ¿quién es el verdadero culpable? si era un conocido secreto a voces, la respuesta recae en la normalización de la cosificasión de la mujer, el abuso y de creer que así es como funciona la industria.

Todavía es difícil —incluso para algunos intelectuales de la UNAM— entender el papel que los hombres —incluso los que son buenos buenísimos, panes de Dios— juegan en el sistema. La razón por la que muchas víctimas no reportan es porque en vez de creer su palabra usamos la percepción de su persona para cuestionar su experiencia, para desacreditarlas. Nos fijamos en qué es lo que pasó como si un manoseo fuera menos importante o peligroso que una violación. Vale más la camaradería que la integridad de las mujeres; usamos nuestra relación con ellas para establecer vínculos de importancia «imagina que fuera tu hermana, tus hijas, tu novia, tu mamá» en vez de establecer de una vez por todas que la propiedad no debe ser un factor para que nos importe el sufrimiento que la desigualdad provoca en las mujeres.

La realidad es que Hollywood lleva abusando ya desde hace un tiempo de las mujeres; desde su imagen sexual hasta en la manera en que las presenta en sus películas. La ridícula cantidad con la que privilegia a sus actores y menosprecia a sus actrices. La manera en la que les hacen creer que son dispensables y que su belleza es un factor fundamental para su éxito. La manera en que las presionan para alcanzar estándares irreales y al no permitirles envejecer. Nos usan como musas y nos desechan cuando no accedemos a cumplir sus deseos.

Quiero creer que tras la muerte de Harvey Weinstein las cosas cambiarán de verdad. Que las mujeres se den cuenta del poder adquisitivo, intelectual y creativo que tienen. Sin embargo, las historias de Weinstein al parecer no son exclusivas del cine. Ya sea en Sillicon Valley, en el gobierno, en nuestra casa, escuela o trabajo, el problema que debemos enfrentar es al sistema patriarcal que protege y permite que monstruos como Harvey actúen y queden impunes de sus actos.

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