El machismo nos asesina, pero otras mujeres nos destruyen.

Creo firmemente que las mujeres hemos mamado del patriarcado la manera de relacionarnos con hombres, atrayendo siempre su atención, pero sobre todo hemos aprendido que la mejor manera de tener la atención, es destruyendo cualquier distracción, y es así como ejercemos la manera infalible de destruir a otras mujeres, a esto se le conoce como misoginia internalizada; para ejemplificar expongo a continuación un caso hipotético de una abogada nueva en un buffete:

Una chica joven, alta, bonita y delgada entra a trabajar en la misma oficina de abogados, las mujeres la ven desde lejos, se fijan en sus piernas, en su pelo, le han visto una espinilla, la camisa arrugada, dicen que la dejó el novio, que llegó al puesto porque su papá se lleva con el dueño. La han visto almorzando con los abogados, no es más que una zorrita, se dicen las demás mujeres. Con el tiempo la chica nueva ha demostrado con su esfuerzo que no es sólo bonita, que es inteligente y talentosa, entrega informes de casos completos con una impecable redacción, sus clientes le agradecen y felicitan, incluso alguno le ha hecho regalos. Para colmo de todas se ha comprobado que no fue dejada por nadie y que su padre ni siquiera conoce al dueño.

Las mujeres del buffet están ardiendo en odio, han comenzado a ser groseras y hostiles con la chica nueva, quieren hacerla sentir mal para que renuncie, se burlan de ella, la culpan de faltas que no comete, no la invitan a las reuniones ni a almorzar, no quieren colaborar en casos con ella, quieren destruirla eso lo saben bien pero ninguna sabe porqué la odian tanto.

La chica nueva viene a romper el equilibrio, la identifican como peligro y las compañeras de trabajo lo que quieren es destruirla ¿por qué? Porque es bonita según ellas, porque ninguna mujer bella puede ser inteligente, nos lo dicen todo el tiempo en todos lados (las películas, las novelas, las canciones, en fin, la cultura pop), porque una mujer que llega a un puesto es cuestionable siempre: “seguro abrió las piernas”; pero que un hombre ocupe un puesto jamás se cuestiona, no nos preguntamos si se tuvo que acostar con alguien. Nos han enseñado desde muy pequeñas a ser rivales, desde las compañeras de primaria hasta la licenciatura. La otredad femenina es identificada como competencia, hemos de actuar como en un reality, compitiendo por la atención masculina. No puede haber algo más absurdo que una mujer atacando a otra mujer, es como escupir para arriba y esperar a que no te caiga en la cara. El machismo nos mata todos los días ¿por qué hemos de destruirnos también entre nosotras?

Amemos a todas las mujeres, incluso a las que no.

Deja una respuesta