A veces a un hombre le cuesta saber o entender cómo y cuándo es que está haciendo mansplaining a una mujer, lo tienen tan normalizado que de verdad creen que están haciendo un bien y no están jodiendo la paciencia. Aquí voy a explicar con peritas y manzanitas, por si no ha sido suficientemente explicado ya o si no les ha quedado claro a ciertos hombres.
¿Qué es mansplaining?
Viene de la palabra Man: Hombre y Explain(ing): Explicar(ción). Dícese del hombre que explica algo a una mujer, habitualmente, de una forma condescendiente o paternalista sin tener en cuenta los conocimientos de ella o si ésta, de hecho, sabe o tiene mayor experiencia sobre el tema que el que el hombre está explicando. (Para saber más, consulten las publicaciones de la escritora Rebecca Solnit, quien inventó el término).
¿Cuándo estás haciendo mansplaining?
Cuando una mujer está haciendo su trabajo o explicando algo de lo que ella sabe —lo ha estudiado, practicado, vamos que se nota que sabe lo que dice— pero aún así insistes en que lo está haciendo de forma incorrecta porque no es posible que ella sepa más que tú o que tú estés completamente seguro que sabes más que ella porque tú eres muy chingón, porque tú eres hombre y ella mujer y todos sabemos que las mujeres no pueden ser más chingonas que un hombre, ¿verdad? (aclaro el sarcasmo) .
¿Cómo haces mansplaining?
Ligado a lo anterior, cuando te expresas de manera condescendiente durante una explicación innecesaria a una mujer, tratándola como si no supiera lo que hace o como si creyeras que es ignorante y, por tanto, NECESITA de tu explicación sí o sí, incluso si no te la pidió.
¿Cuándo NO haces mansplaining?
Cuando una mujer te pide expresamente que le expliques algo que NO entiende o sabe sobre un tema que tú sí.
¿Cómo NO haces mansplaining?
Explicando ese mismo aspecto de una manera respetuosa y amable. Escuchando sus reflexiones, conclusiones y respondiendo sus preguntas sin burla, sin condescendencia y sin sarcasmo. Tratándola como un adulto pensante.
Durante mi vida diaria…
No puedo hablar de los ejemplos de nadie más pero puedo poner los míos. He vivido el mansplaining en mayor o menor grado, por hombres que realmente pensaban que me hacían un bien pero yo simplemente me aferraba a mi paciencia para no contestarles, incluso llegué a darles el avionazo o, de plano, ignorarlos. Voy a mencionar solamente 3 casos para no explayarme demasiado con el objetivo de ejemplificar lo anteriormente explicado.
El primer caso es cuando estaba haciendo una poesía y le pedí a un maestro que revisara mi trabajo. Al principio, todo iba bien, no había mansplaining involucrado; incluso le dije que la poesía había salido de mis emociones reprimidas durante un tiempo. Me dio retroalimentación bien fundamentada y respondió a mis preguntas amablemente. Yo hice las correcciones que me parecieron pertinentes pues, era mi texto y quería modificarlo sin que perdiera mi toque, mi estilo, mi sello. Quería que mis sentimientos se sintieran al leerlo, no era una poesía para publicar, era para depurarme.
¿Cuándo se volvió mansplaining?
Cuando un día me dijo que había tomado mi poesía y la había cambiado COMPLETAMENTE y me dijo que así estaba mejor porque era lo que él consideraba que estaba correcto (Ojo: para esto yo ya no le había vuelto a preguntar sobre el texto). Cuando leí la poesía no vi nada de mí en ella, no tenía mis sentimientos, y era más conceptual que emotiva. Todavía tuvo el descaro de decirme que me la regalaba porque era una «interpretación suya» de mi poesía, algo que no había pedido en primer lugar. Entiendo que pueden existir las interpretaciones, pero aquello era ridículo, sobre todo sabiendo todo el concepto detrás de.
El segundo caso, fue cuando estaba trabajando con un chico que me pidió que hiciera un relato acerca de un personaje con ciertas características; como no me quedaba claro lo que buscaba exactamente del personaje principal hice un perfil de personaje, me pareció lo más prudente. Cuando le expliqué ciertas cosas sobre cómo hacer al personaje y el cómo crear un relato basándose en el «viaje del héroe», ya que eso era lo que él quería.
¿Cómo se volvió mansplaining?
En el momento en que este tipo se atrevió a desechar mi discurso y a explicarme de una manera condescendiente LO MISMO que yo le había dicho anteriormente pero parafraseándome; inclusive añadió la frase: «Es que se ve que es la primera vez que escribes algo así», al terminar de «explicarme» el cómo se debía escribir. No le bastó saber que soy egresada de Literatura y he tomado diversos cursos de narrativa y no, no era la primera vez que escribía algo así, pero eso no le importó ante su «brillante» explicación y «superioridad» intelectual.
El tercer caso fue más alejado de la literatura y más cercano a la vida cotidiana. Un típico caso de: yo estoy bien, tú estás mal. Me había reunido con mis amigos y estábamos hablando de la nostalgia que nos traían las cartas de Yu-gi-oh! de cuando estábamos en la primaria y quedamos que traeríamos nuestras cartas la siguiente vez. Llegó el día y mis amigos, como buenos fans, tenían sus cartas originales y en perfecto estado, con micas y toda la cosa; yo, en cambio, tenía de esas cartas que vendían en la esquina por cinco pesos el paquete. No me dio vergüenza mostrar mis cartas, al fin y al cabo son un bonito recuerdo para mí.
¿Cuándo empezó el mansplaining?
Cuando uno de ellos se dio cuenta que mis mejores cartas estaban marcadas por atrás y empezó a decirme que eso le restaba valor a la carta, que cómo me había atrevido a hacer eso, que había dañado la carta para siempre, que ese no era el cuidado que debía darles y que yo era lo que «está mal en este mundo» (sí, estoy citando esa parte y no, no lo dijo en broma. Con esos amigos para qué quiero enemigos). Cuando terminó el mansplaining sobre el valor de las cartas, el cual ni siquiera pedí desde un principio, procedí a «defenderme» alegando tres puntos:
1) En mi escuela unos niños se creían muy chistositos y listillos, y se robaban las cartas de los demás, especialmente querían joderme a mí porque era la ÚNICA niña que jugaba Yu-gi-oh! en el salón, y creo que en todo el grado.
2) No le restaba ningún valor a la carta porque la carta en sí ES UNA VIL COPIA, por tanto no tiene valor comercial en primera instancia.
3) Las cartas tenían un valor sentimental para mí y me valía tres hectáreas de vulva (no, no hay un error aquí, dije vulva), si él me consideraba lo que estaba mal en este mundo porque marqué para proteger MIS cartas para defenderme de los demás.
Al fin y al cabo eran MIS cartas y podía hacer con ellas lo que se me viniera en gana sin que nadie me juzgara por ello. No le bastó con ello y me replicó con los mismos argumentos de antes. ¿Saben cuándo se acabó definitivamente el mansplaining? Cuando otro amigo le explicó LO MISMO que yo, fue allí que sí lo entendió y se calló la boca. Ni siquiera fue capaz de pedirme disculpas por decirme que yo era «lo que está mal en este mundo».
Conclusiones
Bien, amigos y amigas, ahí lo tienen. Esto es mansplaining y es lo que muchas mujeres vivimos durante nuestro día a día en el trabajo, la casa, la escuela…en todos lados, porque ciertos hombres (onvres) no quieren aceptarnos como personas pensantes y capaces de tener conocimientos y habilidades en áreas varias.
No sé si sentarme a esperar a que vengan a los que les queda el saco a explicarme lo que es el mansplaining y a decirme que «no todos los hombres» hacen eso. Como le pasó a Tania Aglae en su artículo En Defensa de las Malas Madres*, donde, en los comentarios, un hombre comenzó a explicarle lo que era la maternidad y el feminismo, siendo ella madre y una gran expositora y practicante del feminismo. ¡Hasta en eso nos quieren hacer mansplaining!
Así que ya saben, si se sienten aludidos o les quedó el saco, pónganse a pensar por qué es así y cómo pueden cambiar eso en lugar de hablar sólo por hablar con tal de defender su frágil masculinidad y/o ego. Y si de plano se sintieron ofendidos y en lugar de reflexionar van a atacarme con su «lógica aplastante» y piensan que «deben explicarme y/o corregirme», lamento decirles, amigos míos, ustedes son parte del problema.
*En internet. Aglae, Tania (consultada 15/11/2017) Revista Volcánica. Nómada. https://nomada.gt/en-defensa-de-las-malas-madres/

Feministas haciendo contenido. Escucha nuestro podcast: Lo que callamos las Violetas.
Volví a leer el artículo después de un tiempo y me doy cuenta que el autocorrector cambió el apellido a Tania Aglae en lugar de dejarlo como Tania TAGLE .////.